Antes de nada...

Este es un blog en el que se publica una historia, cada entrada la continúa empezando desde la más antigua, la parte uno.
NO es el fenómeno literario de la década, tan solo una historia aun sin acabar, con muchas cosas que corregir, muchos detalles que añadir y sin ni siquiera un título...es un conjunto de "hojas en sucio", un borrador.
Dicho esto únicamente espero que lo disfrutéis y por supuesto critiquéis.

martes, 25 de diciembre de 2012

Capítulo 8


OCHO
DECISIÓN

El año transcurrió rápido, el verano, el mejor de mi vida, que lo pasé con Anouk claro, y muchas veces con los otros jóvenes de la tribu.
Miles de excursiones, me enseñaron cosas en las que nunca había pensado o simplemente no conocía, pequeñas fiestas, películas que ellos nunca habían visto. Mi mente se abría, cada día veía las cosas de forma distinta y aprendía a comportarme diferente conforme pasaba el tiempo… más natural, más salvaje y, según yo misma deseaba, más aborigen.
También días sola con Anouk… menos él todos eran ya como mis hermanos después de que poco a poco se estrechara la relación. Anouk era más que un hermano, era ya casi como parte de mi misma... era un vínculo natural inexplicable, un lazo invisible entre nuestros cuerpos. Nada podía estropear aquello.
También transcurrió un bonito otoño, breve y muy tranquilo que fue seguido por un invierno que se hizo bastante largo, yo seguía siendo aquella chica rara en el colegio pero ahora no importaba, estaba feliz, a pesar sobre todo de la dificultad de los examenes y el curso. Y así día tras día, mes tras mes, transcurrieron dos años. Cortos pero intensos, como se suele decir. Con baches y contratiempos, pero muy felices, sorprendentemente felices.
Ya tenía dieciocho años, nada parecía haber cambiado desde que solo tenía quince. Unos cuantos centímetros más alta, más recuerdos almacenados y un poco más veterana después de haber dejado atrás mi adolescencia.
Era agosto, en absoluto un agosto tan feliz como los dos anteriores. Me había llegado la respuesta a una carta que envié solicitando una beca para estudiar la carrera en el extranjero. Me la habían concedido, estudiaría biología en Italia ese mismo año.
No sabía qué sentir, era bueno para mí eso de la beca, pero dejaba tanto atrás… Cinco años, cinco largos años fuera, además muy pero que muy lejos de casa.
Alargué la espera antes de darle la noticia a Anouk y a los chicos. Esa misma tarde salí con él a pasear.
Acabamos jugando como críos, hicimos carreras con los caballos en las que Anouk ganó siempre, excepto un par que me dejó ganar a mí. Me reí muchísimo aquella tarde, tantas carcajadas de las que salen de lo más profundo de la garganta, naturales. Anouk también rió conmigo y fue su sonrisa la que me hizo sentir culpable, su risa era un nudo en mi estómago que no dejaba de recordarme la realidad. Aquello iba a terminar. A veces las cosas parecen para siempre pero nunca es así, nada es para siempre.
Cuando caía ya la tarde estábamos en aquel trocito de cielo al que Anouk me llevaba a ver luciérnagas y ya nos disponíamos a irnos. Al atravesar en caballo el claro donde nos conocimos me detuve en seco y me bajé del caballo.
         -¿Qué haces? ¿Ocurre algo? –quiso saber Anouk-
         -No nada, sólo que... anda, ¿querrías bajar aquí conmigo?
         -Claro, ¿va todo bien? –dijo bajándose del caballo y acercándose a mi lado-
         -Sí, sólo quiero que nos sentemos un rato. Como el primer día ¿recuerdas? Aún recuerdo lo mal que hablabas –dije entre risas, con aires de nostalgia-
         -Siempre salgo tan favorecido en tus recuerdos –añadió irónico-
         -Ja. No vamos, hablo en serio. Ha pasado mucho tiempo y temo olvidarlo...es bonito, fíjate en nosotros ahora –dije sentándome en el césped-
         -No lo olvidarás porque yo estaré aquí para recordártelo. Somos dos personas con suerte, nos encontramos aquí mismo y tiempo después seguimos estando en el mismo lugar, juntos. –añadió tumbándose boca arriba sobre el césped-
         -¿Cómo sabes que no terminará Anouk? –me recosté sobre mi antebrazo, mirándole- ¿Y si tenemos que separarnos? ¿Y si esto termina?
         -No será así Clair, no iba a dejarte ir. No sé por qué te preocupas tanto, tranquila. Ahora estamos aquí, no sabemos qué ocurrirá mañana... así que disfrutemos hoy –dijo él girando la cabeza hacia mí-
         -Tienes razón, ya está, no le demos vueltas –concluí tumbándome boca arriba mirando al cielo, ya estrellado-
         -Tú no te preocupes, al fin y al cabo las cosas avanzan solas.
         -Quiero que sepas algo Anouk –dije sin apartar la vista del cielo, dispuesta a decirle aquello que sentía por muy absurdo que sonase-
         -Te escucho.
         -Eres Peter Pan, ¿recuerdas a Peter Pan?. Quiero darte las gracias por haberlo sido todo este tiempo.
         -No sé qué decir a eso, ojalá pudiera ser niño para siempre ¿no?... tú para mí has sido eso y más, pero bueno ya lo sabes... eres como Wendy, pero tú te has quedado en Nunca Jamás conmigo... ella se fue –dijo él, torciendo el labio en una sonrisa-
         -Tienes razón y... sólo era eso –dije riendo- nunca te doy las gracias.
Anouk me rodeó con los brazos  y yo me pegué a él como un animal asustado, esperando que el nudo de mi estómago desapareciera. Y allí nos quedamos observando las estrellas, en ese silencio que tanto nos gustaba y en el que nos lo decíamos todo sin articular palabra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario